No es necesario cargar con cientos de kilómetros de senderos para aprovechar los beneficios corporales de correr fuera de la carretera.
Correr por senderos -incluso por un camino suave de grava, tierra o virutas de madera- hace que tus músculos, tendones y ligamentos (y más) trabajen de forma diferente a como lo haces en la carretera o en la cinta de correr. Y si corres por senderos que suben o bajan… no sólo estarás reforzando tu motor cardiovascular, sino también los cuádriceps, los glúteos, los gemelos y el tronco.
Además, cuando corres por los senderos, mejoras tu equilibrio y tu propiocepción (la capacidad de tu cuerpo para saber dónde está en el espacio), un beneficio que se traslada a todos los demás deportes y actividades que realizas.
Al igual que con cualquier programa de entrenamiento, es importante empezar a correr por el campo. Si estás empezando, busca un sendero suave y blando y ve subiendo hasta un terreno más «técnico» (es decir, complicado). Tus músculos, articulaciones y ligamentos se fortalecerán de forma gradual y segura.
Solo necesitas unas zapatillas de trail, un reloj con GPS para no perderte… y a correr!
Para más inspiración, echa un vistazo a estas 8 partes de tu cuerpo que el trail running puede transformar:
- Núcleo
La propia naturaleza de los senderos -superficies blandas e indulgentes, a veces plagadas de obstáculos como raíces o rocas- te obliga a trabajar tus músculos centrales para conseguir estabilidad. Cada paso que das trabaja para apretar y fortalecer tu núcleo. - Cuádriceps
Correr por los senderos, especialmente en las bajadas, fortalece y define los cuádriceps. Los cuádriceps actúan como los frenos que evitan que bajes en espiral demasiado rápido. - Glúteos
Al correr cuesta arriba, los músculos de los glúteos se fortalecen. Y al sortear los obstáculos de los senderos, los glúteos se encargan de la estabilidad lateral. - Pantorrillas
El terreno montañoso y/o la carrera por senderos técnicos hacen trabajar a los gemelos, que son los que te impulsan. Y cada paso que requiere estabilidad en un sendero (así que, básicamente, cada paso), comienza con los músculos de los pies y se dirige directamente a la parte inferior de la pierna. - Tejido conectivo
Debido a la constante necesidad de estabilizarse en un sendero – ajustándose a superficies más blandas, encontrando su camino alrededor de los obstáculos – su tejido conectivo se fortalece con cada paso. Esto significa que los ligamentos y tendones que rodean las articulaciones del tobillo, la rodilla y la cadera se vuelven cada vez más fuertes -y menos propensos a las lesiones- cuando corres por los senderos. - Articulaciones
La superficie más blanda de los senderos, desde la hierba y la arena de la playa hasta la tierra dura y uniforme, es más tolerante que el pavimento… se comprime con cada paso. La «cesión» del sendero alivia el impacto en tus articulaciones y también te hace más fuerte. - Corazón
Debido a toda esa cesión natural, tu motor tiene que trabajar más en los senderos. La variedad constante del trail running aumenta tu resistencia cardiovascular de forma diferente a cuando corres por la carretera o en la cinta de correr.
- Físico general
Las investigaciones demuestran que correr por los senderos puede quemar un 10% más de calorías que correr por la carretera. Esto, combinado con los siete beneficios anteriores, hace que seas más fuerte, más delgado y más saludable.